Valeria Ochoa
Llegué en febrero de 2025 con dolor cervical crónico después de años frente a la computadora. Lo primero que me sorprendió fue que no empezamos con yoga tradicional, sino entendiendo cómo me sentaba y cómo respiraba durante el trabajo.
Las primeras tres sesiones fueron básicamente aprender a deshacer tensión en cuello y hombros. Nada espectacular, pero funcional. Para mayo ya podía pasar toda la semana sin ibuprofeno, algo que no lograba desde 2022.
"Lo mejor fue descubrir que el yoga no tiene que verse como en Instagram. Mi práctica es de 20 minutos antes de trabajar y eso cambió todo."